La masía Cal Gotlla es un edificio del siglo XVI con la estructura clásica de tres cuerpos y un crucero posterior, incluida en el catálogo de patrimonio arquitectónico.

Durante años la masía quedó en desuso, durante los cuales sufrió un incendio que en hundió tejados y estructuras, y se realizó la urbanización del Polígono Pedrosa.

El nuevo trazado de calles resultante, nivelado con la expansión de la Gran Vía, dejó el nivel original de la masía y sus campos unos dos metros por debajo de la cota de las calles del entorno.

Los condicionantes de partida obligaban a una orientación de la rehabilitación para oficinas poco habitual, recuperando el mayor ámbito posible a la nueva cota de acceso, trabajando los taludes y desniveles.

El cuerpo principal de la masía se recuperó, manteniendo alturas y recuperando las aberturas, y con una distribución interior en cuerpos longitudinales como en la edificación original. De la estructura primigenia se pudo salvar una cercha, que se restauró y colocó en el mismo lugar, recuperando su función estructural.

Los muros de carga fueron recalzados mediante zapatas corridas a ambos lados, ligadas con perfiles metálicos pasantes.

La adecuación del edificio a los usos y necesidades actuales obligó a destinar algunos espacios posteriores para la instalación de maquinaria de climatización y las acometidas de servicios. Asimismo, se mejoró el aislamiento térmico de la cubierta manteniendo las cotas y acabados originales.

El edificio acogió las Oficinas del Consorcio para la reforma de la Gran Vía, del Ayuntamiento de L’Hospitalet.